martes, 30 de junio de 2009

échale la culpa al bugui


Michael Jackson merece estar en el panteón de músicos injustificadamente adorados, en el que entre otros estarían The Police y, como reina de la música de mierda, en lugar preferente, Madonna. A este olimpo de los mediocres se accede por ser repajoleramente malos en lo que hacen, carecer de originalidad y por tener sin embargo una descomunal cantidad de papanatas adoradores.
No entiendo la genialidad de Michael Jackson. Lo único que parece haber inventado este ser es el paso de baile denominado Moonwalk. Todo lo demás que se le asigna es más bien atribuíble a los que manejaban sus hilos. Él es la cara visible de un producto. No es músico, ni creador, ni genio. Es un cantante y bailarín que se sometió a las corrientes del show bussiness, primero encarnadas en un padre explotador y maltratador y luego en una industria que no entiende de seres humanos. Fue un burro, sin personalidad, enfermo mental, sometido a un ambiente demasiado fuerte para él que terminó triturándolo. Ahora, esa choubisnes que lo creó, lo picó bien picadito, le extrajo los tuétanos y nos los vendió, se dispone a poner de nuevo la máquina a funcionar para volvérnoslo a vender.
Además, MJ fue un delincuente. Su desequilibrio, al que le llevó una vida a la que lo normal le era ajeno, acabó haciendo de él un pederasta, un padre rarísimo (y peligroso), un ser rebosante de complejos, un horroroso negociante y, en definitiva, un ser con una personalidad tan frágil que las desgracias que no se buscaba él mismo se las inducían sus demonios de las discográficas.
Cuando se compró la inocencia en el caso de pederastia (el sistema judicial norteamericano es así; empastó bien a las familias afectadas para que retirasen los cargos, generando un caso de prostitución infantil con pago a trabajo realizado), se fue a un emirato (o sultanato, o reino, o lo que sea) árabe a vivir en un palacio que el emir (o sultán, o rey o lo que sea) ponía a su disposición a condición de que grabase un disco con su hijo. Apareció saludando a su mecenas vestido con un burka, en su línea "freak". Luego fue dando largas a lo del disco con el niño del emir hasta que éste lo demandó. Un tío con palabra, MJ.
Luego, no sé por qué, se acabó arruinando. Después de ser el mayor vendedor de discos de la historia de la música (de mierda), va y pierde todo el dinero. Una burra parda.
Y al final de su vida, va y se compromete a dar 50 conciertos en Londres. En línea con la caradura que gobierna su vida, no se sabe -oficialmente- por qué no daba conciertos ya, ni por qué se consideraba improbable que cumpla su compromiso. Tampoco sé por qué los medios no dijeron que era una persona degradada por una vida de excesos continuos, de desequilibrio mental, y de consumo de productos químicos para cambiar su aspecto y para vencer el dolor (¿físico? ¿mental? ¿ambos? quién sabe)…
Esto de los conciertos de Londres era un último esfuerzo, un movimiento a la desesperada para pagar las deudas monstruosas que este demente había adquirido quién sabe cómo (porque tampoco se dice claramente). Claro que, al palmarla, ha dejado con el pantalón bajado a los organizadores de esta tanda de conciertos. Y un tremendo cristo en eBay, que a ver ahora quién arregla lo de todas esas entradas revendidas a precios cósmicos.
Total que, según he leído por ahí, estaba preparándose para los conciertos de Londres cuando le dio un ataque al corazón. Su corazón no pudo con el esfuerzo… ni con la empanada de pastillas que se hincó antes de darse un chute.

4 comentarios:

Miguel Guerrero dijo...

Lo siento. Pero no soy muy capaz de seguirte. En resumen. A ti MJ, ¿te caía bien o mal? Es que no me queda claro.
Un abrazo.

Miguel Guerrero dijo...

Lo siento. Pero no soy muy capaz de seguirte. En resumen. A ti MJ, ¿te caía bien o mal? Es que no me queda claro.
Un abrazo.

xab dijo...

Me encanta. De hecho, tengo varios ejemplares de todos sus discos, por si se deterioran de tanto escucharlos.

Mar dijo...

Para millones de personas entre las que me incluyo era un GENIO ABSOLUTO y para muchísimos entendidos un cantante con una voz extraordinaria que no solo no perdió al cambiar de niño a hombre sino que mejoró (lee, por ejemplo, comentarios de Sinatra al respecto), otra cosa es que no te guste su estilo pero un respeto para su arte y sus seguidores. Bailarín extraordinario!!!!!!