domingo, 21 de diciembre de 2008

papanatapple

Soy un usuario impenitente de productos Apple. Lo soy desde hace años, desde que conocí a mi mujer, que ya era usuaria, y me convenció. Odié Windows cuando salió porque era una mala copia del sistema de Apple, y fui cambiando de ordenador con los tiempos, siempre encantado con la manzanita.
Sin embargo hay muchas cosas que no me gustan de la marca. Muchas. Una de ellas, poco importante, es que le hayan quitado los colores a la manzana. Otras son más importantes, como que abandonasen el conector SCSI para pasarse al USB, que ahora estén dejando el Firewire (aunque esto ya no me cogió tan de sorpresa, precisamente por lo anterior), que sean tan idiotas con las aplicaciones para el iPhone/iPod Touch (no permiten que se instalen casi ninguna de las que verdaderamente serían interesantes para los usuarios porque les podrían -remotamente en muchos casos- hacer competencia a ellos o a los operadores de telefonía que distribuyen el producto). También recuerdo lo difícil que se me hizo (y se me hace aún, porque hay muchas cosas que no entiendo) el cambio del sistema 9 al MacOsX tan cacareado; yo sigo viendo el sistema 7 (el que más tiempo utilicé) como un sistema bonito y amigable, que jamás fallaba y que no se degradaba con el tiempo, y el X como una adaptación a los tiempos que me recuerda al peor Windows de Bill Gates.
Pero de todo lo que odio de Apple, lo que más nervioso me pone es la imagen de Steve Jobs, el cofundador de Apple que volvió para sacar a la marca del lodo y que la ha elevado a los más altos niveles de excelencia y admirabilidad. Es como el Big Brother, que aparece con su jersey negro, impecable pero informal, para desvelarnos el nuevo sueño que la gran manzana tiene para hacernos felices. Y el borregamen mundial flipa al unísono, con keynotes retransmitidas gratuitamente a través de millones de webs para que idiotas -como yo, que las sigo religiosamente- estemos informados al instante de que el nuevo iPod tiene una pantalla ligeramente redondeada o que la parte de atrás ya no es brillante sino mate.
En resumen, mi relación con Apple es de amor/odio, y queda bastante bien resumida, y contada con mucha gracia, en este vídeo hiperconocido de los Simpson, que tiene subtítulos en castellano

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