viernes, 17 de octubre de 2008

la Generalitat de Cataluña legisla idioteces

Cataluña es una comunidad autónoma de España, que tiene la potestad de poder otorgarse un Código Civil propio. Dentro de este conjunto de leyes, está tramitando una que impondrá a los padres comunicar a sus hijos si son adoptados al cumplir los 12 años, si no lo han hecho ya. Esta norma estúpida lo es no sólo porque no es necesaria, sino además porque es imposible garantizar su cumplimiento, y porque se mete en un terreno en el que la Generalitat no tiene por qué entrar, que es en la libertad de las familias para educar como se les ponga en los cuernos. Estoy de acuerdo en que a los niños adoptados debe decírseles que lo son, pero también estoy de acuerdo en que no se dejen pasar más de siete días sin utilizar un remedio mecánico cuando un niño está estreñido, en que llegada una edad se les debe contar quién es exactamente el que les hace los regalos en Navidad, en que no se les debe preguntar a quién quieren más, si a mamá o a papá... Hay tantas cosas que se deben hacer para educar a un hijo... Pero ninguna de ellas ha de ponerse en una ley, si no se quiere caer en el ridículo.
De esta ley me enteré escuchando el programa La Ventana, de cadena SER (española), y después de debatirlo un rato con padres adoptantes e hijos adoptivos, contactaron con un representante de la Generalitat que aclaró que no pretendían hacer cumplir la norma, porque ésta tenía un espíritu estrictamente didáctico. Hace falta ser burras pardas. En lo sucesivo, cuando me digan que he de pagar el impuesto sobre la renta, diré que creía que esa norma era una norma didáctica, y cuando me encuentre con una de estas lumbreras legisladoras le arrearé una bofetada, y que no me demande porque alegaré que la norma que prohíbe agredir a un viandante era puramente didáctica y se ve que me falta un poco para interiorizarla.
Señores: si quieren enseñar a las personas, páguenles un curso a distancia, pero las leyes están para cumplirlas, y ustedes no sólo para inventárselas en un viaje de ácido, sino para hacerlas cumplir luego. Si hacen normas "con carácter didáctico" se arriesgan a que los ciudadanos pierdan el respeto por las leyes y, acostumbrados a ver tonterías que se promulgan sin intención de que se cumplan, acabarán por pasar también de las que hay que respetar.
No obstante lo dicho, y dado que ya está la bobada esa en vías de aprobación, propongo una vía para que sí se haga cumplir este disparate. Si se habilita el presupuesto necesario, se puede enviar a un funcionario a cada casa el día del duodécimo cumpleaños del niño, vestido de payaso, para contarle al muchacho cuáles son sus orígenes. Quizá incluso se pueda cambiar el traje de payaso por uno del lugar del que procede el muchacho: si es español, el funcionario irá vestido con el traje regional de origen, u otro alegórico (si es andaluz, irá de torero o con traje de faralaes, si es gallego, de langosta con pinzas, etc). Si procede de un país hispanoamericano, irá de indígena de la zona concreta, si Etíope, de suri, con su escudo y su lanza. De esta manera, el acto se complementará con el debido tributo a los orígenes del muchacho, cuyas raíces culturales no debe perder, en pro del enriquecimiento cultural -y no sólo cromático- de la nueva sociedad española multiétnica.
Pero si esto resulta muy gravoso para el erario público, puede hacerse de este precepto una norma pasiva, y limitarse la Generalitat a imponer su cumplimiento. Así, cuando el niño adoptado cumpla 12 años, en su propio colegio se le puede hacer la pregunta "¿quiénes son tus padres biológicos?". Si la respuesta es "no lo sé" el procedimiento se interrumpe, y no se sigue adelante. Si responde que sus padres biológicos son los adoptivos se procederá a aplicar a éstos una sanción por haber mantenido en la ignorancia respecto a sus orígenes al pobre niño. Si la respuesta es una tercera, cualquiera que sea ("Papa Noel", "el butanero", "nací en el interior de un repollo", "Yo Soy tu Creador, hijo mío"...), se someterá a terapia al niño adoptado hasta encontrar al culpable de su desorden psíquico, al que se sancionará, cargándole también la minuta del psicólogo. De este modo, se dará desarrollo a una norma tan adecuada y, sobre todo, necesaria.
¡¡¡Visca Catalunya, olé!!!

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