lunes, 14 de abril de 2008

advertencia en mensaje


Últimamente se ha puesto de moda en las empresas introducir al final de los correos electrónicos de las cuentas de empresa unas larguísimas advertencias que no me gustan.
Ayer recibí la que copio a continuación con los nombres cambiados -como para arriesgar, está la cosa-, que es más larga de lo habitual y tan ofensiva como todas:
Hola es para que Chindasvinto tenga mi email. Gracias.
(este es el mensaje; todo lo demás es para meter miedo)
Empresaza Quetekagas
(ya dije que cambiaría los nombres)
AVISO LEGAL: Este mensaje se dirige exclusivamente a su destinatario y puede contener información confidencial, o sometida a secreto profesional o bien cuya divulgación esté prohibida en virtud de la legislación vigente.
(por ahora, si alguien estuviera incurriendo en ilegalidad, sería el remitente por divulgar información confidencial de terceros)
Si ha recibido este mensaje por error, le rogamos nos lo comunique inmediatamente por esta misma vía y proceda a su destrucción.
(bien está rogarlo, porque no tengo la más mínima obligación; la redacción del mensaje no impone ni obliga a nada, pero al introducir la palabra inmediatamente ya se olvida uno del ruego y se introduce, sin expresarlo, un clima de imposición; esta imposición ya adquiere connotaciones de peli de espías con la orden -¿quién se acuerda del ruego?- de destruir el mensaje -no borrarlo simplemente, sino destruirlo, quizá triturando el ordenador en polvillo volátil y bombardeando el servidor de google, si tienes cuenta de gmail-).
Cualquier opinión o compromiso en él contenido son exclusivos de la persona que lo envia, excepto cuando el mensaje diga lo contrario y el remitente este autorizado para establecer opininiones o compromisos por cuenta de Empresaza Quetekagas.
(esto ya está dirigido a los legítimos receptores del mensaje. Pese a ser una cuenta de empresa, los mensajes transmitidos con ella no son vinculantes. Si no te lees este párrafo, puede que termines confiando en un presupuesto, o en un precio, o en cualquier otro compromiso, como adquirido por la empresa; luego, cuando reclames por incumplimiento, te podrán llamar inocente. Yo no me fiaría de Empresaza Quetekagas en lo sucesivo, después de leer el-párrafo-que-nadie-lee).

Este aviso por lo menos no incurre en la chulería impresentable de amenazar, como otros, que poco menos que te obligan a borrar el mensaje de tu cerebro, o -mejor aún- a no leerlo, como si para enterarse de la amenaza no fuese imprescindible leerla.

Pero tranquilos; sólo son abogados.

Abogado: profesional especializado en burlar la ley.
(Ambrose Bierce. El diccionario del diablo).

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