viernes, 30 de enero de 2009

spotify

Llevo un montón de días leyendo cosas sobre spotify en todos los blogs de los sabios de la interñé. Tanto es así que me he decidido a probarlo. Lo bajé hace diez minutos y no puedo entender que una cosa tan obvia funcione tan bien y sea gratis. Las discográficas llevan años tomándonos el pelo. Esto es un programa que te da acceso, a través de internet, a una base de datos que contiene una cantidad, calidad y variedad monstruosa de música. Lo máximo.
Lo que tienes que hacer es crear una cuenta aquí, luego te bajas el programa (ya al completar el formulario llegas al sitio de bajártelo), lo instalas y ya tienes una especie de iTunes con millones de canciones, listas de reproducción, compatible con growl (una cosita de mac que lanza avisos en pantalla, que todo dios usa) y que si te gusta una canción puedes arrastrarla a un correo y te genera un enlace automáticamente.
Me releo y observo que no he desarrollado lo de las discográficas. Resulta que este servicio goza del beneplácito de las disqueras. Que de su defensa numantina de los derechos sobre la música, que no permitían ni que se escuchara, pasen a autorizar un acceso total me extraña. Pero en efecto el servicio está pactado. A ver lo que dura (gratis, al menos).
Y para que veáis lo surtido que está este spotify, y que lo probéis un poquito, aquí (enlace de spotify, sólo para los que ya lo tengáis instalado) os largo un enlace. Es una canción/himno autodestructivo que era mi guía, aliento y luz en el oscuro mundo de mi prolongada adolescencia. Para los que no queráis instalar aún esto, ahí va un reproductor de goear:

La letra, por si queréis haceros un karaoke punkie-vintage:

Me miro en el espejo
Y soy feliz
Y no pienso nunca
En nadie más que en mí
Y no pienso nunca
En nadie más que en mí
Leo libros que no entiendo más que yo
Y oigo cintas que he grabado con mi voz
Y oigo cintas que he grabado con mi voz

Encerrada en mi casa
Todo me da igual
Ya no necesito a nadie
No saldré jamás

Y me baño en agua fría sin parar
Y me corto con hojitas de afeitar
Y me corto con hojitas de afeitar

Me tumbo en el suelo de mi habitación
Y veo mi cuerpo en descomposición
Y veo mi cuerpo en descomposición

Encerrada en mi casa
Todo me da igual
Ya no necesito a nadie
No saldré jamás

Ahora soy independiente
Ya no necesito verte
Ya soy autosuficiente
Al fin

Me miro en el espejo
Y soy feliz
Y no pienso nunca
En nadie más que en mí
Y no pienso nunca
En nadie más que en mí

Leo libros que no entiendo más que yo
Y oigo cintas que he grabado con mi voz
Y oigo cintas que he grabado con mi voz

Encerrada en mi casa
Todo me da igual
Ya no necesito a nadie
No saldré jamás

Ahora soy independiente
Ya no necesito verte
Ya soy autosuficiente
Al fin.

2 comentarios:

Emilio Soler dijo...

Hace mas de un año que salio spotify y aun sigue siendo gratis (gracias a la publicidad eso si).

Ahora lo que pasa, es que cada día va mas lento, o me lo parece solo a mi?

Por otra parte lo que me sorprende de tu entrada es la cancion, jaja. Yo tambien la recuerdo de escucharla en cinta de alguno de mis tios.

xab dijo...

¿Lento? No puede ir lento. Si funciona funciona a velocidad normal. Lo que me está pasando -y creía que era de mi conexión- es que de vez en cuando se desconecta. Ahora están diciendo que si no consiguen varios cienes de suscriptores de pago no van a poder continuar. Las disqueras son como drácula pero en cutre (en vez de chupar sangre chupan subproductos corporales como heces, moco o sudor).
Me temo que de edad debo de estar cerca de tus tíos, porque viví la época de Parálisis Permanente y el comienzo de Siniestro Total con Germán Coppini antes de hacerse moña. Autosuficiencia es una canción adolescente autodestructiva que huele a hormona desbocada, fijador para crestas, sangre humana y pegamento para parches Navali.